Un afiche como el que puede estar muchas escuelas en cualquier país iberoamericano. Un afiche dirigido hacia los padres, que dice:
” El trimestre de sus hijos está por terminar, y las notas finales están por ser reveladas. Sabemos que están ansiosos por saber su desempeño, pero recuerden que entre todos nuestros alumnos, hay algunos artistas que no necesitarán comprender mucho las matemáticas, empresarios que no se preocuparán por la historia o filosofía, músicos cuyas calificaciones en química tal vez no sean las mejores, deportistas que sus aptitudes físicas serán muy importantes para su disciplina. Si su hijo no consigue las mejores notas, no le quite la confianza en sí mismo, ni su dignidad. Dígale que está bien, que solo son notas, que aún así están hechos para cosas grandes en la vida. No les quiten los sueños y talentos. Hagan esto y vean a sus hijos conquistar el mundo. “
Si esto es la “innovación educativa” o la “personalización” estamos en problemas…
Está claro que la escuela tiene que cambiar en varios aspectos, pero no tengo muy claro que se retire tan impunemente de la formación de la cultura general.
Esta época presenta ciertas complejidades que requieren saber MAS, no saber MENOS. Y saber más no sobre “una cosa” (disciplina) sino saber más de todo, porque es imposible comprender las diferentes escalas de los fenómenos y el entretejido de las disciplinas relevantes que los estudian para estar al tanto de cada uno.
Este mensaje es lo contrario: saber menos de todo y enfocarse en una sola cosa que se supone tiene que ver con las habilidades de cada uno.
Hay mucho alrededor de esto. Por un lado la posición estúpida de que hoy no necesitamos saber ciertas cosas porque tenemos acceso a la información. Muy excepcionalmente un chico o un joven puede explicar con qué criterio selecciona un resultado de la búsqueda, es decir: no tienen elementos para juzgar qué información es relevante, por lo tanto son replicadores de contenido insignificante (mitos de “nativos” y “millenials” destruido). Por otra parte información no es conocimiento. Cuando se construye conocimiento hay sistematización y allí es donde aparece la posibilidad de relación y análisis.
Los que se dedican a una sola cosa sin haber desarrollado otras formas de conocimiento resultan ser los más brutos de nuestra época. Basta escuchar una sola oración de ese multipremiado que dicen que es el mejor jugador de fútbol del mundo.
“Algunos artistas que no necesitarán comprender mucho las matemáticas” No hay artistas geniales que no hayan utilizado de alguna forma las matemáticas… y aun sin hacer cuentas es imposible que sin los procesos mentales que se desarrollan estudiando matemática un artista pueda hacer algo. Se refiere a los artistas plásticos, ¿tal vez a los actores? (porque separa a los músicos)… pero parece que en esta escuela no saben mucho sobre artes plásticas y su relación íntima con la geometría y la matemática.
“Empresarios que no se preocuparán por la historia o filosofía” Por supuesto. Tenemos muchos ejemplos de esto. Y sufrimos las consecuencias. La lista de efectos nocivos por tener empresarios brutos es demasiado larga para un post. La que no sabe de historia y filosofía es esta escuela.
“Músicos cuyas calificaciones en química tal vez no sean las mejores” Supongamos que la química no es central. Pero su lenguaje y los modos de operar mentalmente sí. Los músicos también son artistas. Otra muestra de ignorancia abismal de esta escuela con respecto a los lenguajes musicales, las teorías de la armonía, por no mencionar el crossover que experimentan todas las expresiones artísticas contemporáneas.
Y es posible seguir horas… Estoy muy cansado de escuchar que el profesor tiene que ser una especie de comediante para que los estudiantes no se aburran, que tiene que seguir estrategias que llamen la atención a los estudiantes según el tipo de consumo cultural que tienen, o adaptarse a ellos. Una cosa es poder establecer una comunicación básica para poder desarrollar una materia, y otra muy distinta es adaptarse a una demanda que a veces desnaturaliza las razones por las que alguien se forma. En otras palabras: podemos discutir pedagogías (de hecho se hace permanentemente), pero no podemos acomodar el mundo académico al hábito de los estudiantes. Y aun poniendo la mejor voluntad en las clases, son ellos los que deben esforzarse por entender las bases de la investigación y de la creación del conocimiento, cómo coexisten argumentos opuestos dentro de las disciplinas, y cuáles pueden ser relevantes al analizar un fenómeno. Temas para otro post.
El final del mensaje del afiche es peligrosísimo: ¿cosas grandes? ¿conquistar el mundo?
Eso se llama exitismo. Y el éxito no está relacionado causalmente con el talento ni con la realización personal… además de que la idea de “conquista” me parece asquerosa.
¿No vamos a exigir que nuestros hijos aprendan aun aquello para lo que no tienen facilidad, pero los vamos a marcar con la idea que deben ser exitosos?
Probablemente la forma de medir resultados no sea la mejor, pero es un indicador. Tomado como tal, los que estamos en las aulas daremos el peso relativo que eso tiene. Pero… contribuir a que mis hijos sepan menos: NUNCA.