Artículo publicado en La Nación el 15 de julio de 2012, Suplemento Enfoques.
Un día buscaba algo en la Web, entre una maraña de muchos resultados, con palabras clave que me llevaron a un post perdido entre los blogs que había en 2007. Sin demasiado detalle alguien explicaba que utilizaba Twitter, pero que no sabía muy bien para que podría servir. Seguí el link, hice mi cuenta @parselis, y estuve varios días probando publicar y empezando a seguir a personas que no conocía.
En unos meses esas personas no eran las mismas, dejé de seguir a algunas y comencé a seguir a otras, algunas por exploración y otras por recomendación. Cada vez más se compartían links, algunos interesantísimos y otros simplemente graciosos. Cada vez más la comunidad de usuarios utilizaba la sintaxis del RT y encabezaba con @ cuando respondía a otro usuario. Había pocos clientes y ninguno incluía mentions, replies, retweets ni URL shorteners. Todo se escribía a mano, pero todo era comprensible para la comunidad tuitera.
Los early-adopters de Twitter tenían perfiles muy interesantes, gente que tiraba una piedrita a la Red y trataba de entender qué pasaba. Gente que encontraba un modo de conversar. Gente que compartía materiales y experiencias. Gente, en general, que estaba totalmente dispuesta a hablar de igual a igual con cualquier otro usuario de Twitter. En 2008 tenía una idea formada sobre qué estaba pasando en esta plataforma.
Entre mis primeros follows locales está @dariogallo @vanis @alvaroliuzzi y otros personajes que se han convertido en referentes locales de la red, al menos en ciertos temas. Con muchos de estos usuarios que no conocía terminé trabajando en encuentros y proyectos, y aprendiendo mucho sobre cosas que no sabía. Entrené una práctica colaborativa difícil de hacer en otras plataformas.
Y no es casual. La combinación entre personas que tienen actitud de colaboración, con una plataforma abierta, con acceso a mensajes públicos, donde se genera lo más puro de cualquier red: el vínculo; no podía dar otro resultado que este.
Twitter era en ese entonces ese espacio donde era posible aprender de todos y donde no abundaban mensajes “contaminadores” de los temas que interesaban a este grupo de usuarios tan interesantes.
Y llegó la TV
Por alguna razón (no es el post para analizarlo) los periodistas y los medios comenzaron a prestar atención a Twitter. Inmediatamente después lo hicieron las celebrities, y detrás los políticos. En muy poco tiempo el Twitter de finales de 2006 o 2007 se convirtió en 2009 en una paltaforma donde circulaba otro tipo de mensajes, y principalmente otro tipo de actitud.
Entre 2009 y 2011 explotó la cantidad de usuarios y todos los medios intentaron acercarse. A esto se sumaron distintas marcas de consumo masivo. Los nuevos usuarios de Twitter entendieron que había que seguirlas, junto con los políticos, los diarios, los canales de TV y las celebrities. La actitud de los nuevos usuarios era una actitud transplantada, no natural en Twitter: sigo a quienes ya conozco. Nada de explorar, nada de crear nuevos vínculos.
Este proceso, además, se aceleró con los trending topics, que no hicieron más que apalancar los temas sobre los cuales ya mucha gente estaba hablando. Estos trending topics que en algún momento podrían haber sido una suerte de agenda alternativa comenzaron a coincidir con la agenda de los medios, y durante el primetime con la agenda de la TV.
En números, el crecimiento de usuarios de Twitter fue espectacular, pero se trató en gran parte de usuarios sin “cultura de la conversación” o del “compartir” que llegan a Twitter con costumbres Facebook, en el mejor de los casos. Y son muchos. Tantos que en una mirada general pareciera haber desaparecido la cultura tuitera de los early-adopters. Pero sin embargo estamos allí, y seguimos conversando y compartiendo, y no necesariamente nos interesan los trending topics.
Mala espina
Hace ya unos años que tengo esta sensación. Qué poco se ven los tipos interesantes como consecuencia de una mayoría que está en otra cosa. Y me puse a escribir porque, como siempre sucede en Twitter, apareció la sorpresa, encontré un mensaje de @hernannadal sobre cómo era Twitter antes. En la red de los vínculos hay otro que pensaba algo parecido. Y probablemente (¿sincronicidad? ¿maduración?) haya otros tuiteros que ya están cumpliendo sus 5 años en la plataforma que estén pensando parecido.
Aquellas prácticas que eran casi exclusivas entre los usuarios de la primera etapa de Twitter son parte del presente oculto, de una dinámica que por haberse convertido en minoría no se ve. La buena noticia es que permanece, solo hay que confeccionar un buen timeline, con gente interesante más que famosa, con gente que dialoga más que amplifica un mensaje cerrado. De otro modo, aquello que hizo de Twitter la red de los vínculos desparecerá, y habrá que buscar otras plataformas.
Esta anécdota está escrita desde la comunidad, desde las personas que hacen de una plataforma lo que es. Esta no es la perspectiva del impacto, es más que Egipto u Obama, es lo que, en conjunto, estamos haciendo con Twitter.
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