en Clarín, 07/10/11
Expertos destacan su histrionismo, su capacidad de oratoria y su cualidad de líder.
Por Leo González Pérez
La figura de Steve Jobs está envuelta en un halo mítico. El cofundador de Apple recoge de un buen número de seguidores de todo el mundo una estima y una afición desconocidas para cualquier otro ejecutivo de la industria de la tecnología digital.
Jobs generó en derredor de sí todo un fenómeno cultural de adhesión y fidelidad. En el examen de las causas de este hecho, aún en el de investigadores dedicados tiempo completo a la cultura del Siglo XXI, el análisis se parece mucho al elogio liso y llano. Consultado por Clarín , Alejandro Piscitelli, filósofo e investigador de los nuevos medios, afirmó: “Para quienes frecuentamos los productos de Apple desde fines de la década del 80, Jobs fue nuestro gran chamán. El nos inició en los arcanos del mundo digital, nos mostró cómo se pueden combinar funcionalidad y belleza, inventó el plug & play, le robó a los dioses de Xerox Parc las ventanas, el mouse e inventó el mundo multimedia que hoy tenemos”.
En opinión de Piscitelli, “Jobs no hizo sino generar una ecología de la producción y la personalización que, con su estética, cambiaría el mundo y nos convertiría a nosotros en sus hijos adoptivos”. Y después de señalar que no sabe si Jobs es el Leonardo o el Picasso digital del siglo XXI, sí afirma que sin él “el mundo sería mucho más gris y nuestras capacidades de comunicación e interacción, infinitamente menores”.
En tanto, a la hora de buscar los porqué de la dimensión alcanzada por Jobs, Martín Bonadeo, doctor en Ciencias de la Comunicación e investigador de la Universidad Austral, habla del concepto de marca. “Históricamente una marca era la señal que dejaba un artesano en el objeto que había realizado, para que se lo identificara como su autor. Y Jobs fue quien fue por sus cualidades para el liderazgo y porque los artículos de Mac llevan su marca. Lo que es muy poco frecuente en las industrias, donde todos copian”. ¿Y qué atributos tiene la marca Jobs? Bonadeo no duda: diseño y simpleza.
En el mismo sentido, Martín Parselis, consultor y académico de la UCA afirma: “Si estuviéramos obligados a la síntesis, el pensamiento de Jobs estaba representado enteramente en sus creaciones, que además tenían como condición fundamental la simplicidad y la experiencia estética. Creó categorías de artefactos que no existían, y nos propuso una relación con ellos basada en la posibilidad de encontrar nuevas fronteras a nuestras ideas”.
Mientras que para Ariel Vercelli, investigador del Conicet, Steve Jobs es un mito en cuya construcción participan múltiples elementos. “Fue un hijo abandonado por sus padres, no tuvo formación académica, se animó a ir en contra de la fuerza aparentemente irrefrenable del mercado de la informática, orientó el diseño de los equipos hacia lo que él deseaba, y tuvo éxito”, explica Vercelli. Pero también son ingredientes de la elaboración del mito la atribución de méritos que están lejos de la verdad. Jobs estaba inserto en una megacorporación, con reglas muy rígidas y sistematizadas. “De allí las cosas no salen con la firma de una sola persona, no existe esa posibilidad”, señala Vercelli. También el propio Jobs hizo mucho para edificar su mito, entre otras cosas, con su histrionismo y sus cualidades de orador.
Ver también “Captó lo que los políticos no entienden” en La Nación
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Esto es todo lo que hubiera querido decir:
A Steve Jobs se lo ama y se lo odia, se le rinde culto y también se lo critica destructivamente, pero no pasa inadvertido. Juzgarlo de un modo u otro depende de qué valoremos del mundo de la informática y de cuánto sepamos de qué se trataron muchos cambios de los últimos 40 años. Si estuviéramos obligados a la síntesis, el pensamiento de Jobs estaba representado enteramente en sus creaciones, que además tenían como condición fundamental la simplicidad y la experiencia estética. Creó categorías de artefactos que no existían, y nos propuso una relación con ellos basada en la posibilidad de encontrar nuevas fronteras a nuestras ideas.
Fue el mentor de una cultura de la experiencia integral, los aparatos no solamente sirven sino que también satisfacen desde lo visual, lo sonoro y lo funcional. Logró que no nos ocupemos de ellos sino que sean vehículo de lo que realmente nos ocupa. No es casual que sus dispositivos suelan ser guardados con cariño al dejar de usarlos ¿como obras de arte? probablemente, porque en él se desplegaba una especial sensibilidad por entender al mundo y a las personas, un tecnólogo con sentido humano, y un artista. Y ninguna de estas características fue más importante que la otra. Todo fue viabilizado por las distintas compañías que fundó, pero ser un buen CEO es menos relevante que todo lo demás.
Si los dispositivos son mediadores de la cultura, Steve Jobs es un gran referente cultural. Si el software nos compromente cognitivamente, Steve Jobs cambió el modo en que pensamos. Si Steve Jobs no hubiera vivido, difícilmente tendríamos esta relación con el mundo digital.
El exitoso empresario que se convirtió en mito de la cultura (via Clarín): en Clarín, 07/10/11
Expertos destacan… http://t.co/2bLq0VsA
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