Fui invitado al II Coloquio Iberoamericano Ciencia, Tecnología y Sociedad por el director del Centro CTS de la Universidad de Valparaíso, Marcelo Arancibia Gutiérrez, un amigo. He encontrado otros amigos como Fernando Tula Molina, Ana Cuevas, Eduard Aibar, compañeros de estudios como Angie Monsalve y también nuevos como Erik Valdés Meza, Virginia Ródes o Carlos Verdugo.
Mi participación fue dentro de la mesa “Innovación, Tecnología y Sociedad” de la que surgió una clara sincronicidad acerca de temas y formas de abordarlos. Virginia Ródes recorrió supuestos conceptuales para la implementación de Entornos Virtuales de Aprendizaje en la Universidad de la República de Uruguay, Eduard Aibar propuso pensar sobre nuevos mecanismos de participación por fuera de modelos que “no deberían funcionar en la teoría pero que sí funcionan en la práctica” ejemplificando con Wikipedia y el proyecto seti@home, y subrayando que la propiedad de estos proyectos no es privada ni estatal. Mi ponencia intentó colocar al mundo de la Web 2.0, a través del caso de innovación social de Twitter, dentro de los estudios CTS.
El formato fue muy bueno, cada mesa compuesta por tres participantes contaba con tres horas de espacio para la discusión: cada ponente exponía sus ideas en 20 minutos, se comentaban entre sí, y luego se producía el diálogo con todos los participantes. Lo interesante es que en ninguna mesa sobró tiempo…
Además del agradecimiento que debo a los organizadores, volví enriquecido de nuevas perspectivas sobre temas importantes dentro de esta línea de estudios: energías, consumo, políticas, la comunicación y nuevamente repensar a los ingenieros (aún participando muy poco de estas discusiones). Uno de ellos, y que me interesa particularmente, es el de la idea de proponer nuevos temas y empujar algún camino más colaborativo dentro de los estudios CTS. Dentro del clima ameno del Coloquio fue nombrado casi jocosamente como “CTS 2.0″… pero ¿no valdría la pena trabajar para dar un marco actualizado a estos estudios?.
Sin dudas los estudios CTS tienen mucho de ciencia y su epistemología (probablemente por su afinidad disciplinar con la filosofía y los sociólogos de la ciencia), pero les falta aproximaciones tecnológicas. Lo “social” suele centrarse en cómo se hace ciencia, o cómo sus productos “impactan” en las sociedades. Poco y nada se habla de nuevas tecnologías, especialmente aquello relacionado con la Web, y cuando se hace es sobre una serie de prejuicios de base industrial. Toda una cultura está repensándose a partir de lo que estamos viendo en las redes… y los estudios CTS se deben aún un espacio para hacerlo.
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