Es interesante ver cómo ciertos emergentes sociales reaparecen luego de décadas de olvido. Si bien el mundo ha cambiado mucho, sobre todo al advertir que “en los 60 se quería cambiar el mundo” y hoy “se quiere cambiar el auto”, también resurgen movimientos remedializados con ideales que encontraron su camino de propagación entre generaciones. Este es el caso del punk.

Entre Pistols, Clash o Stooges, cuesta mucho no relacionar cierto espíritu punk con varias de las típicas afirmaciones hacker, especialmente cuando de instituciones y organización se trata. Claro está que hay una enorme diferencia de motivaciones: mientras el punkie recita el “no future” el hacker es un gran apasionado.

¿Cuánto de estos pensamientos pueden coexistir en la vida actual tal como está organizada?. Asombrosamente mucho: el conocimiento libre y abierto ha generado millones de usuarios y desarrolladores de software libre, en 5 años muchísimas personas subieron a YouTube más material audiovisual que el emitido en toda la historia de la TV y miles de personas en varios casos relevantes han sido fuente de información y coordinación a través de redes como Twitter. Es decir: hay espacios autoorganizados y autogestionados por usuarios que se produce por el hecho de estar motivados para hacer lo que hacen. Lamentablemente izquierdas y derechas (categorías que no tienen ningún sentido en este problema) intentan apropiarse de algunos de estos logros.

Pero, ¿qué pasó con la educación formal?. Nada. O muy poco.

Algunas ideas comienzan a surgir basadas en el concepto Edupunk (Groom, Downes y localmente se hizo mucho eco Piscitelli), yendo más allá de la incorporación de dispositivos a las aulas, y ocupándose de cómo aprende cada uno sin encorsetar los procesos, bajo la idea fuerte de “do it yourself” (DIY, o HUM: hágalo usted mismo). ¿Hay alguna idea mejor para apredener que ésta? Un caso, que aún sin pensar en que podría ser parte de la idea del edupunk pero que puede ser un muy buen ejemplo es el TECAT.

Hay muchas presentaciones en SlideShare, y videos en YouTube, elegí uno de Martin Ebner: