Como a un moribundo cuyo único destino es la muerte, la emisión analógica de señales dejó de existir en Estados Unidos. Ninguno de los aparatos de TV que nos acompañarán aún varios años en Argentina funcionaría allí a partir de hoy. Se produjo el apagón analógico.
Lograr el abandono de esta tecnología implica un fuerte acuerdo entre todos los actores y también los consumidores. Una adopción tecnológica impresionante y muy rapida.
Estuve hace solamente dos días en una discusión sobre el proyecto oficial de la Ley de Radiodifusión que bajo palabras indiscutibles como “democracia”, “pluralidad”, “diversidad”, propone el control directo o indirecto sobre los contenidos de la radio y la TV, y deja abierta alguna puerta para intervenir en un futuro sobre otros medios. Sobre una fachada bien intencionada se esconde una serie de impedimentos que terminarán reforzando más canales de propaganda oficialista, pero esto es parte de otro post.
Lo peor del planteo del proyecto de ley es el contexto:
- más de la cuarta parte de la humanidad está conectada a Internet
- los países tienen planificado el apagón analógico tal como el que ocurrió hoy en Estados Unidos (y Brasil, socio “de igual a igual” del Mercosur también)
- luego del apagón, o durante, la convergencia de todos los medios en canales físicos y plataformas comunes es inminente
Buscando los motivos por los que este proyecto haya sido propuesto en este momento, no es posible escapar de un par de posibilidades: la ignorancia bien intencionada, o algún interés muy por fuera de los valores que el proyecto dice defender (por ejemplo la cuestión con Clarín).
Si bien Estados Unidos es un flaco ejemplo en muchas cosas, hoy inicia un camino hacia la convergencia digital en el plano del consumidor, quien también ingresa en un esfuerzo en el que estará más comprometido desde el conocimiento, nuevas interfaces, más servicios y que promete mayor complejidad en la lectura y combinación en la información. El apagón analógico es también un nacimiento digital, espero que sirva para mejorar a partir de más diversidad y participación.
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