En un rapto de bronca se me ocurrió que una hipótesis posible para entender mejor la locura de lo que hacen los jueces es que en el fondo teman de sí mismos. Supongo que también es cierto que ellos “se sujetan a derecho”, y que normativamente depende de lo que aprueben las nada honorables cámaras.
“Nos bombardean con noticias rojas y crean una realidad en que el enemigo principal es la inseguridad urbana“, Zaffaroni dixit. ¿Será así?, seguramente encontraremos algunas teorías de la comunicación en la que podremos identificar el efecto de creación de la realidad. Tal vez es una apasionante discusión académica. Pero utilizar a los medios masivos para decir semejante cosa mientras se televisan ataúdes de personas asesinadas por otras que están en libertad me parece más que de mal gusto una actitud de cinismo que desprecia profundamente a los ciudadanos.
También lo escuché decir en una entrevista que “cualquiera de nosotros en los proximos minutos puede volverse loco y asesinar a otro”.Yo no siento esa pulsión…
Cosa que está en línea con la idea de que un asesino no es culpable porque su hogar y su infancia fueron un desastre. La cadena de causas es infinita. Y la cadena se corta con la autoría del hecho. El tipo que mata (o que hace cosas que están mal) debe ir preso. ¿Cuál es la duda?.
Otro cráneo es el juez Schiavo. Con la tirita de seguimiento liberó a un violador. Claro que no se hizo famoso solamente por esta cosa increíble, también liberó a otros violadores y asesinos.
Yo no encuentro otra explicación más que quien juzga de ese modo al autor de un delito tenga algún tipo de inclinación hacia él, o teme que así sea. De no haber tenido ese tipo de impulsos seguramente obraría de otro modo. Es una hipótesis que evita que crea sin ninguna duda que son unos inescrupulosos, insensibles, que no son capaces de interpretar el bien común, o simplemente adolescen de alguna conexión con la realidad.
UPDATE (23/3): Argibay también dice que los medios inflan los casos de inseguridad, del mismo modo que Zaffaroni, simultáneamente con el entiero de víctimas. Es una actitud deplorable, que debería ser castigada, porque un funcionario público no puede despreciar lo que le sucede a los ciudadanos en una discusión estúpida sobre si son más o son menos… lamentable.
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