Más bien por su pesimismo acerca de los objetos que nos rodean, y que, según él, nos alejan cada vez del contacto con la “realidad” (entendiendo como tal a “eso” que está en el mundo físico, sujeto a la gravedad, a la humedad, a la temperatura, etc.), a través del conceto de hiperrealidad. Un gran pensador sobre el mundo que nos rodeaba hacia fin de siglo XX.
Vale la pena ponerlo en contexto: será como él dice mientras nos preguntemos sobre el consumo o el consumidor, y los efectos de la simulación sobre él. Pero la tecnología, los modelos, las interfaces, la información, etc. no sólo se consume, sino que también se oferta y para eso, hay que crear.
Simular, en su último sentido, tiene una característica imitadora, emuladora: hacer que algo haga lo que otra cosa hace, o al menos que se parezca. Por lo que en principio no hay posibilidad de crear simulación sin un profundo contacto con la “realidad”, y con su comprensión.
Un post para no perder de vista que sobre el uso de las tecnologías a veces no se puede concluir del mismo modo que sobre la creación de las tecnologías.