Ciertamente el Gobierno Abierto, el Software Libre y demás cuestiones tienen una enorme impronta política, y son discusiones cuyo fondo está relacionado con valores democráticos y características deseables como la de participación y transparencia. Considero que foros de este tipo son fundamentales para la organización de los Estados, especialmente por la necesidad de su cercanía a la ciudadanía, en términos de país. Muchísimas personas en el mundo tienen apego por su país (el país grande y el pequeño terruño más aún) por lo que todas estas discusiones son buenas en tanto consideren aquello que es valorado por las comunidades.
Estuve en el Cuarto Foro de Sociedades Digitales prestando especial atención a las características de los discursos para intentar discernir si alguno de los participantes se escaparía de los supuestos del discurso general. Me refiero a las valoraciones conceptuales acerca de qué cosa es más o menos importante que otra, e incluso dependiente, o aun determinantes.
No es que me haya sorprendido, más allá de conocer mejor algunos programas, ideas y datos específicos; sino que es muy sencillo comprobar que toda persona que está en la gestión pública considera a la política como aquel concepto del que depende todo lo demás. Todo. Recordaba entonces que en alguna época se criticaba a la Edad Media occidental por su apego al Cristianismo y en especial por la imposibilidad de discutir aquello que se da por sentado: el dogma. Muchas aproximaciones filosóficas y sociológicas contemporáneas vislumbran lo mismo con respecto a la ciencia, y en muchos otros casos esta crítica se extendió a la tecnología. Es decir que tanto ciencia como tecnología se han convertido en dogma.
En algunos ambientes el dogma es la política, como origen, gestión y fin de todas las cosas. Esta es la apreciación que tengo de la mayoría de los políticos en gestión. Subsumir a la tecnología bajo el ala dogmática de la política puede ser útil en muchos casos, pero no puede sostenerse desde el punto de vista conceptual. Entiendo los discursos, comparto algunos, incluso simpatizo con algunos programas y algunos valores que manifiestan. Pero no puede subsumirse la tecnología a la política.
¿Cómo es fácil darse cuenta de esto? lo más contundente es la constante instrumentalización que se hace de las tecnologías bajo la mención de la idea de “herramientas” o conceptos cercanos. Herramientas más, herramientas menos, se contradicen cuando explican que las personas terminan siendo protagonistas de cambios profundos en sus vidas a causa de la apropiación de las tecnologías. Es decir que no fueron “tan instrumentales”, que para que se produzcan determinados cambios hay tecnologías que no tienen reemplazo y que para significar y resignificar la tecnología no es neutral. No son vehículos neutrales de la cultura. Me parece más que suficiente como para abandonar las posiciones neutralizadoras.
Claro que nada de esto tiene que ver con el esfuerzo que hizo la Fundación Sociedades Digitales por un evento en el que vale la pena seguir trabajando, y algunos de sus miembros en quienes se notó muy claro el compromiso y la fuerza. De paso: felicitaciones.
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