Durante mi visita al Tec de Monterrey como par evaluador de CLAEP, tuve la oportunidad de conversar con Shel Ha sobre las cuestiones que nos ocupan a quienes estamos relacionados con los Social Media y con instituciones, en este caso de educación superior. No es un post para “ventilar” aciertos y desaciertos de las universidades sino para manifestar las líneas generales comunes que son foco de discusión y tensión entre las instituciones y las redes.
Muchas de estas observaciones, que son un resumen de la muy buena charla que mantuvimos y que corre exclusivamente por mi cuenta, se orientan hacia el control del mensaje y el problema sobre la “garantía” de que el mensaje sea el correcto por distintos medios. Y este problema es clásico dentro de las instituciones y extendido a cualquiera de las marcas en general, sea cual fuere su industria. Saltando lo anecdótico la cuestión principal es el esfuerzo por cuidar al mensaje, motivación que tiene sentido al hablar de medios de comunicación tradicionales, pero que vale la pena repreguntarse al enfocarse hacia las redes.
Comúnmente las instituciones están interesadas en las redes porque saben que allí hay gente, y en algunas especialmente perfiles que son target (Facebook para el caso de targets jóvenes, por ejemplo). Si el análisis no incluye más variables las acciones que emprenden son similares a las que podrían emprender en la TV. Pero si se considerara la posibilidad de que los espacios que crean los usuarios en conjunto son de las comunidades, es difícil asumir que exista la posibilidad de control o garantía de recepción del mensaje.
Esto genera una situación diferente del sistema mediático previo a Internet: los espacios son creados, gestionados y regulados por los usuarios, por lo tanto no pueden considerarse como un medio sino más bien como una plataforma de interacción entre ellos donde no existe ninguna posibilidad de control del mensaje.
¿Es una afirmación muy categórica? posiblemente, pero esto es lo propio de las redes interactivas y las plataformas sociales, luego hay algunas redes más o menos permeables a las influencias de prácticas de otra naturaleza.
Tuvimos una gran coincidencia sobre el problema de las instituciones en su acercamiento a las redes. Posiblemente se deba a lo propio de las redes, y también a la inercia de entender a la comunicación en general condicionada, necesariamente, por lógicas editoriales.
Mal de muchos….
Penas compartidas en Social Media institucionales http://t.co/FcJ5tUd #blog2
Pingback: Martín Parselis
Pingback: Claudia Manera
Pingback: Martín Parselis
Más grotesco que ver el uso general que de las redes sociales hacen las instituciones es ver el uso que suelen darle los individuos copiando ese viejo modelo editorial. Si no hay engagement se les ve la hilacha muchachos. Las técnicas de observación participante e informantes clave desarrolladas para trabajo de campo etnográfico son las primeras herramientas a las que apelaría. Lo que yo traduciría a: un servidor haciendo data mining, una buena serie de taxonomías y tesauros + un ordenador de escritorio y alguien capaz de ordenar al ordenador (coder) supervisado o coequipado con una suerte de focus group y entrevistas vis a vis con informantes clave (un muestreo representativo de “especialistas”).
Creo que el cuidado por el mensaje es algo que se justifica independientemente del medio. Lo que pasa es que el mensaje en singular no existe más; lo que mata el papel es su ineficiencia en torno a lecturas colectivas.
Hola Julián, hace unos meses discutíamos la aproximación etnográfica. Definitivamente parece un buen enfoque para estos casos. Aunque complementa (más que profundiza) al data mining como condición para saber más.
Lo que estás planteando es un equipo en serio! y caro!
El mensaje en singular no convive con las lecturas colectivas… genial! pero las intituciones intentan mantenerlo en singular, aún en plataformas donde no es posible, ¿otro modo de verlo?
Básicos y Complementos
El primer elemento de lo que para mi es un abordaje etnográfico virtual es data mining, No existe “etnografía” sin trabajo de campo y no existe trabajo de campo sin data mining. Ahora que haya tanta gente dedicada al análisis de las redes o trabajando en ellas y como insumo para su elaboración monitoreen a manopla una serie de dominios o lean el reporte de GA para medir el porcentaje de rebote es otro tema.
¿Plata está? El cuento de Caperucita Verde
El equipo está completo y no es caro si te interesa 😉 Claro que depende de la institución de la que estamos hablando pero para la institución de la que estamos hablando (educativa) debería ser una bicoca y por lo general pueden reclutarlos directamente en su seno.
Yo se las hago sencilla. El mismo ejemplo que diste respecto de las máquinas y las fabricas es aplicable a las bibliotecas y las instituciones educativas; una fábrica es un galpón donde guardar la máquina, si la máquina es pesada construimos las paredes a su alrededor. Teniendo en cuenta que el insumo tradicional de las bibliotecas se ha mudado a una dirección IP y como algunos economistas afirman, “la cola mueve al perro”, está claro que la digitalización les ha hecho ahorrar un costo importante. Si no son capaces de reinvertir ese ahorro armando un par de equipos de trabajo -que además podrían ofrecer a modo de outsourcing- es porque no saben donde están parados y todavía están cómodos en ese lugar.
Si la institución comercializa en forma más tradicional o inmediata te diría que reduciendo sustancialmente los especialistas representativos e implementando los modelos -que hay montones, adaptándolos un poco- y contratando algunas herramientas disponibles, se puede hacer un trabajo muy decente sin gastar mucho.
(nota al pié) La educación es uno de los negocios con más futuro muchachos; difícil era dedicarse a este oficio cuando no había mucho más que arados, pero ahora… fijense Australia o consulten a Piñera.
Sustancia y atributos vs materialismo e idealismo
En cuanto a las intenciones institucionales y el monismo de tal o cual profesión, creo que mientras las utilidades sigan el camino de la concentración, poco les importa si tienen que proponerse múltiples avatares para interactuar. Desde el punto de vista topológico ya están encontrando un límite concreto y si vas a un shopping vas a ver que las casas de ropa deportiva empiezan a tener unas dimensiones que solo pueden ser absorbidas por un incremento sustancial en el precio de las prendas y aún así cuando les pedís algo que tienen colgado te buscan van a buscar tu talle a un deposito. Con los supermercados pasa algo parecido; andá a ver lo que son las góndolas de bebidas sin alcohol (y estamos hablando de 5 empresas a lo sumo).
El diálogo efectivo de los productores con sus consumidores ya ha reconocido y asumido que no pueden machacar una y otra vez sobre el mismo sujeto con la misma textura, tienen que decir productivamente cosas distintas y sacan “líneas” distintas. Está claro que las instituciones occidentales tienen génesis eclesial, pero dejemos las ortodoxias discursivas para las religiones.