Nuevas Tecnologías de la Comunicación y la Conectividad: dispositivos, saberes y prácticas. Ana María Andrada 2017

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Nuevamente Ana María Andrada introduce un libro increíblemente didáctico sobre NTIC; y nuevamente tuve el honor de presentarlo. Aquí el texto con mis opiniones sobre la obra.


Trabajo con Ana María Andrada desde hace más de 15 años. Además del proceso de envejecimiento que atravesamos ambos, también atravesamos muchas barreras cognitivas sobre fenómenos que no imaginábamos que podrían ocurrir. Podemos enumerar muchos, especialmente si pensamos en tecnologías que cambiaron nuestras formas de vida. Pero si nos centramos solamente en aquellas que son el foco de este libro necesitaríamos unas cuantas horas.

Pensemos solamente en la nueva relación del espacio y el tiempo, “que son dimensiones fundamentales de la experiencia humana, y que están cambiando por completo las estructuras sociales y nuestra forma de vivir”. Y este es el primer logro: en 270 páginas Ana María logra cubrir suficientemente los más diversos aspectos de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Estas tecnologías se hicieron posibles a partir de la convergencia de diversas disciplinas científicas y aplicaciones de las tecnologías electrónicas. Esta es la base sobre la que se construyó la informática en épocas en las que hardware y software no se distinguían demasiado. Es decir que hay una “familia” de tecnologías que se desarrollaron a lo largo de varias décadas con un punto de “especiación” (una rama de desarrollo tecnológico distinto al que existía).

Hoy ya diferenciamos más entre hardware y software a tal punto que a veces olvidamos las estructuras materiales que soportan nuestras “apps” y nuestras plataformas. Esta permanencia es algo que se estudia en la Filosofía de la Tecnología a partir de lo que llamamos “linajes tecnológicos”, por ello la idea de “especiación” entendida como una nueva especie de tecnología análoga al desarrollo biológico.

A veces nos olvidamos de la arqueología. Es sorprendente que en esa disciplina esté tan naturalizada la idea de que los objetos técnicos de una civilización hablan de su cultura, sus costumbres, sus valores, su pensamiento. Así comprendimos mejor el Antiguo Egipto. Pero mucho más cercano en el tiempo, la arqueología urbana aporta el mismo tipo de conocimiento incluso sobre nuestros contemporáneos.

Desde el desarrollo de la electrónica y la informática, los cambios se fueron acelerando hasta que en la vida de una persona es posible experimentar varias revoluciones. Todo apunta a que viviremos grandes revoluciones nanotecnológicas y biotecnológicas, hasta hacer desaparecer esa frontera “sacralizada” entre las tecnologías y los seres vivos. Cambió la idea de tiempo. Agregamos categorías para analizar nuevos modos de socialización en nuevos entornos con otros patrones de espacio y tiempo.

Castells inaugura en los 90 la “Sociedad Informacional”, Peirone hace muy poco la “Sociedad Conexionista” y la “socialización divergente”, Lash plantea las “formas tecnológicas de vida”.

Lash es un sociólogo especializado en estudios culturales que plantea una caracterización de estas tecnologías como “no lineales” (la información se comprime y fragmenta, se acelera, y se expande hasta desgarrarse y presentarse como discontinua). Y también presentan “aplanamiento”, porque ya no hay tiempo para discernir claramente entre teoría y práctica, entre objetos y sujeto. Están “aplanados”. Pensar, hacer y comunicar para él es parte del mismo acto porque desaparece la reflexividad al ritmo de la aceleración.

Pero sin esa reflexión, tal vez estemos perdiendo el hilo de nuestro desarrollo cultural. Ante este panorama necesitamos un tipo de arqueólogo que pueda dar cuenta de este tiempo. Un tiempo que experimentamos y comunicamos pero que a veces no comprendemos. Una nueva arqueología que permita inferir valores y pensamiento a partir de los objetos técnicos que cambian permanentemente y que son parte de nuestro el entorno vital. La estructura de las tecnologías tiene mucho que ver con las posibilidades que tenemos a partir de su operación.

Hay tecnologías esclavizantes y tecnologías emancipadoras, lo que implica un juicio de contenido cultural. Significa entonces que esta unidad de una dimensión técnica y una dimensión cultural son inseparables para un análisis profundo de cualquier tecnología. Es insuficiente y erróneo el análisis puramente técnico, como es erróneo el análisis puramente cultural. En el desarrollo de este linaje tecnológico pasamos de las enormes computadoras para científicos, luego por la computadora personal que “pone a la informática en manos de la gente”, hasta llegar a las máquinas que hacen que la informática esté donde la gente está, las tecnologías ubicuas. Hoy todas interconectadas entre sí, configurándonos en una sociedad en red.

A eso se refiere Andrada cuando se pregunta obsesivamente sobre lo “que hay debajo” de estas tecnologías. Busca hacer presente los rasgos del linaje. Por supuesto, la respuesta también está en el libro: estas tecnologías son escenario (allí donde los actores interactúan), y contexto (allí donde emergen nuevos fenómenos). Como el libro tiene una función pedagógica, se inicia abordando todas las nuevas alfabetizaciones necesarias para entender a las NTIC como escenario y como contexto.

Pero la dimensión cultural que se imbrica con la técnica tiene en esta obra un minucioso análisis sobre nuestros modos de apropiación. Así, el barrido exhaustivo sobre los distintos aspectos socioculturales que conforman una nueva forma de vida se van desarrollando a través de los distintos capítulos. En mi lectura, la ciudadanía digital se presenta como una suerte de corolario de la alfabetización; podremos decidir como ciudadanos en la medida en la que sean decisiones informadas.

Las lógicas industriales mutan hacia lógicas de red; porque logramos hacer circular distintos objetos de forma inmaterial para materializarlos en forma trans-localizada. Así, desde el prólogo se anuncia el análisis del fenómeno de objetos que tienen “la posibilidad de ser reutilizados continuamente y poseen una gran capacidad de circulación”, reemplazando crecientemente al tradicional intercambio de objetos. La dimensión cultural es contexto en la creación de las tecnologías, y también en el contexto de uso y apropiación. Una conclusión cuasi-arqueológica es el planteo de que se trata de una revolución de conceptos y no solamente de dispositivos.

Esta es una segunda versión actualizada. Pero no es solamente eso. Hay cambios importantes con respecto a la primera edición.

  1. Los casos de estudio entre ediciones se transformaron en procesos consolidados.
  2. Distintos hechos que ilustraron fenómenos importantes se acompañan en esta edición de las líneas de pensamiento que los sostienen.
  3. Se da mayor relevancia a la conversación entre el contexto general de desarrollo de las nuevas tecnologías con las bases científicas y tecnológicas que posibilitan las tecnologías de la información y la comunicación.

En síntesis, se trata de una segunda edición que ha evolucionado al ritmo tecnológico. Pero quiero valorar algunas perspectivas de contenido, formato y metodología que no han cambiado. Como profesor e investigador, destaco que desde el punto de vista del contenido es un libro útil no solamente para el nivel medio sino también para muchas carreras de grado, especialmente las de Comunicación. Sería incluso deseable como material para desarrollar cultura tecnológica.

En cuanto al formato es un libro expandido como lo fue la primera versión. Esto multimedializa la experiencia de aprendizaje y abre a la conversación con los lectores a través de redes como Twitter y Facebook. Pero no es una cuestión de “enlaces”, es una continuación a un modo de lectura más hipermedial, con lenguajes propios de cada plataforma. El blog presenta los temas de un modo más coloquial y abierto pero con coherencia absoluta con el libro que presenta los mismos temas en forma rigurosa.

Considero que la metodología es la más adecuada para el proceso de aprendizaje: el cuestionamiento, la interrogación; que son los grandes disparadores para un trayecto de aprendizaje significativo. Como dice Ana María insistentemente: nadie está motivado a resolver un problema que no tiene.

Finalmente, una mención al desmenuzamiento de las brechas: la famosa brecha digital se ha vuelto muy poco precisa para describir los distintos modos de apropiación. El libro recoge otras brechas y propone el concepto de brecha de contemporaneidad, que a mi juicio es el más preciso dado que define la diferencia a partir de ser parte, o no, de este tiempo. Y esto no está sobredeterminado para una generación o una posición económica.

Decía que con Ana María atravesamos muchas barreras cognitivas, porque somos inmigrantes de este contexto tecnológico. Esto es parte del esfuerzo formativo: poner en valor aquello que los que nos siguen ya tienen naturalizado. Hacer visible lo que no se ve porque ya es parte del paisaje. Como protagonistas de la época de los cambios a través de la enseñanza asumimos el deber de dar sentido a las presencias y ausencias que cambian con el tiempo. Tal vez por eso desde la primera página ella trae a la presencia a sus padres, y a la compañía luminosa de su amado Juanjo, que ayudó a dar sentido a lo que Ana María es y hace.